Aproximadamente el 10 por ciento de la población mexicana no tiene acceso al agua potable; son entre 12.5 y 15 millones de habitantes, sobre todo del área rural, pero también de zonas marginadas en las grandes ciudades, afirmó Manuel Perló Cohen, investigador y exdirector del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.
“Esas personas padecen problemas de salud y de higiene, ligados a la falta de agua. Tenemos una deuda con ellos”, dijo.
A propósito del Día Mundial del Agua, que se celebra este 22 de marzo, afirmó que “debe ser una fecha para reflexionar sobre cómo nos relacionamos con este recurso, así como para hacer análisis y diagnósticos objetivos”.
https://twitter.com/conagua_mx/status/1109164206639775745
El economista y doctor en planeación urbano-regional destacó que hace 50 años sólo la mitad de la población tenía acceso al agua potable, y entre 30 y 40 por ciento al saneamiento, al drenaje. Para 1990, las cifras ascendieron a 78.4 y 61.5 por ciento, respectivamente.
“Es una buena mejora, pero en los últimos 15 años nos hemos estancado: deberíamos estar en el 98 o 99 por ciento. Entre 2005 y 2018 avanzamos apenas de 89.2 por ciento a 91.6”, advirtió.
“La mayoría está en el sur-sureste, pero en el centro y norte, donde se encuentra la mayor cantidad de población y la economía, hay menos”. Esto influye en la compleja infraestructura para llevar agua a algunas zonas del país.
“No preveo un escenario como el de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), con el llamado Día Cero. Gran parte de las grandes urbes de nuestro país se abastecen con aguas subterráneas y éstas tienen más capacidad de enfrentar variaciones climáticas extremas, como la sequía que afectó a aquella zona y provocó un nivel bajísimo en las presas”.
https://twitter.com/bjc_agua/status/1108374758188412930
Cambio de paradigma
En un país en donde el consumo promedio es de 322 litros por persona al día, y se pierde el 40 por ciento en fugas, el universitario propuso una serie de ‘soluciones basadas en la naturaleza’, como se les llama internacionalmente.
En el centro de estas alternativas está el cambiar el paradigma, la forma en que nos relacionamos con el agua, cómo la aprovechamos, utilizamos y desalojamos. “No solamente hay que dejarla ir por el drenaje para que llegue hasta el Golfo de México”.
Para aprovechar la lluvia, planteó captarla, procurar la infiltración de los acuíferos y humedales para regular el exceso de líquido y limpiar las aguas usadas. “Hay sitios en donde los drenajes están dirigidos a humedales, que tienen algas para limpiar este recurso”.
https://twitter.com/bjc_agua/status/1108018490215034882